La cueva de ses Fontanelles ha sido calificada de forma exagerada como la «Altamira pitiusa», ya que bajo su manto de piedra alberga una pequeña colección de pinturas rupestres. El lugar también recibe el nombre de Sa Cova des Vi (cueva del vino), ya que sirvió de bodega. Sus paredes refrescantes ayudaban al vino a soportar mejor el calor, sin avinagrarse.
Los dos dibujos, que hoy aparecen poco marcados y obligan a forzar la vista para detectarlos, fueron realizados en la edad de Bronce (1.000 años a. C.), según un arqueólogo francés, el abate Henri Breuil, que las descubrió en 1917, aunque otros estudios más recientes estiman que son de época púnica. En la pared de poniente de la cueva se pueden apreciar dibujos de barcos.
La excursión resulta atractiva sobre todo por la belleza del paraje de acantilados, ya que desde Ses Fontanelles se observa toda la costa de Cala Salada, la bahía de Sant Antoni y los islotes de poniente. La cueva se encuentra a unos 50 metros sobre el nivel del mar