Tras la playa de Talamanca se extiende una vasta superficie de cañaverales conocida como Ses Feixes. Antaño albergaba un sistema de cultivo único en el mundo, herencia de la Ibiza musulmana, tal y como lo definió el antropólogo norteamericano George M. Foster. Esta zona de humedales, donde pueden observarse docenas de aves, aún ofrece un curioso paseo en plena naturaleza, pese a estar situada prácticamente en la ciudad. Un camino que parte de detrás de los hoteles de Talamanca permite pasear junto a los portals de feixa, una sucesión de arcos encalados que indicaban la entrada de cada parcela de cultivo.
Ses Feixes llegaron a ocupar una superficie de 600.000 metros cuadrados, repartidos en un total de 164 parcelas agrícolas de dimensiones alargadas, que se cultivaron hasta mediados del siglo XX. Se trataba de la tierra más fértil de la isla, gracias a un sistema de regadío basado en la capilaridad, que se abastecía de las aguas que bajaban por los torrentes hasta la bahía. El agua se acumulaba mediante un conjunto de canales y acequias de un metro de profundidad y hasta tres de ancho. Los canales servían de frontera entre las distintas parcelas y facilitaban la eliminación del excedente de agua, mediante compuertas que la derivaban al mar. La mayor parte de las verduras y hortalizas que se consumían en la capital se producían en aquí.
Ses Feixes estaban divididas en dos zonas de extensión similar: Es Pratet, en el municipio de Eivissa, junto a la ciudad, y Es Prat de Ses Monges, entre las bahías de Eivissa y Talamanca, territorio hoy repartido entre los municipios de Eivissa y Santa Eulària, hasta prácticamente alcanzar la localidad de Jesús.