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Panorámica de Dalt Vila, desde el baluarte de Sant JoanFoto: Xescu Prats -
Plaza de Armas y terraza en las callejuelas de ascenso, desde la Ronda de Narcís Puget ViñasFoto: Xescu Prats -
En las noches estivales, la Plaça de Vila es uno de los enclaves más animados de la ciudadFoto: Xescu Prats -
Antigua torre medieval, integrada en una de las casas de la Plaça de VilaFoto: Xescu Prats -
Estatua en homenaje al sacerdote e historiador Isidor Macabich, en el Carrer de Sa CarrossaFoto: Xescu Prats -
Interior de la iglesia de Santo Domingo (s. XVII), con una bóveda pintada al fresco en el siglo XIXFoto: Xescu Prats -
Escultura de Guillem de Montgrí, en el mirador de la Plaça d\'Espanya de Dalt VilaFoto: Xescu Prats -
El Carrer de Pere Tur arranca junto a la sede de la alcaldía de la ciudad, en Can BotinoFoto: Xescu Prats -
Portada del antiguo seminario de Dalt Vila, en el Carrer de Joan RomanFoto: Xescu Prats -
Vista de las calles Joan Roman y Conquista (a la derecha), en la ciudad amurallada de Dalt Vila (Ibiza)Foto: Xescu Prats -
La Iglesia de Sant Cristòfol, desde el Carrer de Sant Ciriac, en Dalt VilaFoto: Xescu Prats -
Sa Portella, el único acceso de la muralla árabe que se mantiene en Dalt VIlaFoto: Xescu Prats -
El Carrer Major de Dalt Vila alberga los palacios más importantes de la ciudad amuralladaFoto: Xescu Prats -
Edificio de la Curia, hoy oficina de turismo, en la Plaça de la Catedral de Dalt VilaFoto: Xescu Prats -
Museo Arqueológico en la Plaça de la Catedral de Dalt VilaFoto: Xescu Prats -
Interior de la Catedral de Santa María (Ibiza)Foto: Xescu Prats -
Carrer de Sant Josep de Dalt Vila, donde pueden contemplarse dos torres del antiguo recinto medievalFoto: Xescu Prats -
La Plaça del Sol de Dalt Vila (Eivissa)Foto: Xescu Prats -
El Carrer de Santa Creu desemboca en la Plaça de VilaFoto: Xescu Prats
La mejor forma de conocer Dalt Vila es realizar dos recorridos distintos y complementarios. Por un lado, pasear sobre las murallas de baluarte en baluarte y, por otro, recorrer las plazas y callejuelas del interior de la fortaleza.
La Plaça de Vila es el primer espacio abierto que hay al atravesar el Portal de Ses Taules, entrada principal de las murallas, y el Rastrillo. Este rincón tiene un encanto especial por sus coquetos restaurantes, las galerías de arte y las tiendas de artesanía, rodeadas por un marco de piedra que respira historia por cada grieta. Siguiendo el ascenso hacia la izquierda, se encontrarán con el Carrer de Sa Carrosa, el más amplio de la ciudadela. A la mitad de camino les saldrá al paso una estatua de bronce sentada en un banco. Se trata de don Isidor Macabich, sacerdote e historiador que profundizó como antes no se había hecho en las raíces del pasado de Ibiza.
El Carrer de Sa Carrossa es el más amplio de la subida a Dalt Vila
Foto: Xescu Prats
Siguiendo hacia arriba encontrarán la iglesia y convento de Santo Domingo; Can Botino, sede de la alcaldía de la ciudad, y enlazarán con las calles Pere Tur, Joan Roman y el Carrer Major. En este trayecto hallarán la iglesia de Sant Cristòfol, la capilla de Sant Ciriac, el Museo Puget, el paso medieval de Sa Portella y el centro de interpretación de la Ibiza musulmana Madina Yabisa, además de múltiples casas y palacios de la antigua burguesía pitiusa. Durante todo el tramo, no duden en perderse por los callejones e ir regresando al recorrido principal. Hallarán plazas recónditas y callejones encantadores.
El puerto y la bahía de Talamanca, desde el mirador de la Plaça de la Catedral, de Dalt Vila
Foto: Xescu Prats
Al final desembocarán en la Plaça de la Catedral, donde se asientan el palacio de la Curia, actual oficina de turismo; el palacio episcopal, el Museo Arqueológico y la Catedral, que en su interior alberga el Museo Diocesano. De espaldas a esta plaza se halla el Castillo de la ciudad, actualmente en obras para su transformación en Parador de Turismo.
Las escalinatas del Carrer del Portal Nou, en la fortaleza amurallada de Eivissa. A la derecha, la subida a la ronda Calvi, que recorre el adarve de la muralla
Foto: Xescu Prats
Pueden regresar a la Plaça de Vila dando marcha atrás. Al llegar a la calle Joan Roman pueden descender, a la izquierda, hacia la iglesia de l’Hospitalet, tomando el Carrer de Sant Josep, donde observarán sendas torres de la muralla medieval, y luego el Carrer del Portal Nou, con sus empinadas escalinatas. Así llegarán a la Plaça del Sol, un mirador excepcional de la ciudad. Atraviésenla y continúen por el interior por Sant Antoni y Santa Creu, hasta desembocar en el lado opuesto de la Plaça de Vila, donde dio comienzo esta ruta. Sin duda, se trata de un paseo romántico e inolvidable.
