Se tiene constancia documental de la existencia del molino de Puig d’en Valls desde 1791, aunque fue construido con anterioridad, a lo largo del siglo XVIII. Se trata de un molino harinero de viento, de planta cilíndrica y muros de un metro de grosor, que permaneció en funcionamiento hasta 1940, finalizada la Guerra Civil española. La promulgación de un decreto de prohibición sobre producción alimentaria detuvo su producción, al igual que sucedió con otro molinos de la isla.
En 1992, el Consell Insular de Eivissa (el Gobierno de la isla) lo adquirió a sus últimos propietarios y restauró sus muros, aspas y maquinaria interior. Es el único de la isla que posee intacto todo el mecanismo y que se puede visitar. De su mantenimiento y apertura se encarga la Asociación de la Tercera Edad de Puig d’en Valls.
Cuenta con tres plantas, enlazadas mediante una escalera interior. La cámara baja sirve para conservar las velas, la segunda es una habitación vacía donde se colgaba un saco que recogía la harina producida por las muelas y la tercera alberga los principales ingenios mecánicos y las dos muelas de piedra. Está coronado por un sombrero cónico, forrado en el exterior con materia vegetal. Aunque actualmente cuenta con seis aspas, el original poseía ocho, tal y como ponen de manifiesta algunas fotografías antiguas.
Los molinos son las primeras construcciones industriales de la isla y se consideran monumentos históricos y testimonio de una forma de vida no tan lejana.
Horario: El interior del molino puede visitarse del 1 de julio al 15 de octubre, de martes a sábado. El horario es de 10,30 a 13,30 horas. El resto del año abre los jueves, también de 10,30 a 13,30 horas.