La iglesia de Sant Joan fue erigida en el siglo XVIII y constituye una excepción en la arquitectura de los templos pitiusos, ya que se asemeja más a algunos templos de la península. Cuenta con una única nave rectangular y siete capillas, y una casa parroquial, con un pequeño porche, adosada al lado izquierdo del templo.
Se encuentra adherida a una capilla edificada unos años antes, en 1720, en un terreno cedido por el hacendado con mayores tierras de la zona, Antoni Marí, conocido como Milà. Su objetivo era levantar un pequeño templo que atrajera a más agricultores a trabajar las tierras del despoblado Pla de Labritja, ya que los que hasta entonces lo habitaban tenían que viajar hasta Santa Eulària o Sant Miquel por tortuosos caminos, si querían asistir a oficios religiosos.
Cuando la jerarquía eclesiástica decidió la construcción del nuevo templo, unos años después, los vecinos se negaron a que se levantara en otro lugar distinto a donde se hallaba la ermita de Milà. La solución no era la que más agradaba a las autoridades, pero los residentes, que eran quienes iban a construir la iglesia con sus propias manos, lograron imponer su criterio. El templo terminó de erigirse en 1770 y cinco años más tarde, con la creación del Obispado de Ibiza y la llegada del primer obispo, Manuel Abad y Lasierra, se convirtió en parroquia.