Una de las sorpresas más interesantes del vasto universo gastronómico de Ibiza es el restaurante Sa Carbonería, en el centro de Santa Eulària. El local, de pequeñas dimensiones, ocupa el mismo espacio que el antiguo bistro francés Côté Sud y está dotado de un patio romántico, donde se cena bajo las estrellas o al abrigo de un recoleto porche, además de dos acogedores salones interiores. Su interés, sin embargo, radica sobre todo en la delicada e intensa cocina que elabora el chef Pablo Castillo y en el correctísimo trato que dispensan a los clientes sus socios Laura Seall y Juan Benavides.
Pablo pasó tres temporadas en El Bulli como personal de confianza de Ferran Adrià y luego montó, junto a Laura, un restaurante creativo de gran éxito en Barcelona: Ovic. En Sa Carbonería, sin embargo, realiza una cocina completamente opuesta a la de sus inicios. Pablo, en Ibiza, trabaja con tapas sencillas, donde la excelencia la pone la materia prima, y con guisos y carnes contundentes, que elabora con un mimo casi exagerado. La carrillera de ternera, por ejemplo, ha llegado a cocinarla durante 36 horas. La carta está repleta de delicatessen que cambian a diario y cuya única coincidencia es que todo aspira a estar de diez.