Antiguamente, el pequeño bar de Can Llorenç tenía fama de ser el centro de reunión de la gente de izquierdas de Sant Josep. En los años treinta, su propietario, Llorenç Carbonell, uno de los pocos ibicencos de la zona que tocaban la guitarra, se hizo muy amigo del poeta, fotógrafo y artista austríaco Raoul Hausmann, que incluso llegó a organizar performance artísticas en el establecimiento. Hausmann fue fundador del movimiento dadaísta berlinés y su obra fue declarada «arte degenerado» por la propaganda nazi. Se refugio en la isla de 1933 a 1936, hasta el estallido de la Guerra Civil. Vivía en Can Palerm, hoy hotel rural, con su esposa y su amante, lo que levantó no pocas suspicacias en el pueblo, y se dedicó a fotografiar la arquitectura y costumbres de la isla.
Hausmann tomó varias fotografías en Can Llorenç y acabó convirtiendo el bar en su segunda casa. Una placa conmemorativa situada en el interior recuerda la relación de amistad entre Carbonell y el alemán. Hace unos años, el establecimiento fue reformado, aunque mantiene su estructura y su carácter íntimo de siempre. Ahora, además, dispone de una pequeña y agradable terraza situada en la calle peatonal anexa a la iglesia. Lo atiende Angelita.