Pese a sus reducidas dimensiones, Can Gourmet no deja indiferente a nadie. Este minúsculo local del barrio de La Marina ya llama la atención antes de entrar por el Citroën Mehari que aguarda frente a la puerta, pintado de vivos colores y con jamones colgando por todas partes. El abigarrado interior está repleto de productos gastronómicos, la mayoría de la isla, que se pueden comprar para consumirse al momento o llevarse a casa. Hay cerveza artesana, sal de Ibiza, vinos, licor de hierbas, aceite de oliva, patatas fritas, embutidos pitiusos y un largo etcétera. Dentro hay una mesa y fuera otro par.
La oferta de bocadillos, sin embargo, es interminable y se elaboran con delicadeza y productos de alta calidad, muchas veces de la isla, pero también de fuera. Lo regenta su propietario Jacobo di Terlizzi, que es italiano, con la ayuda de Ricardo y otros compatriotas. El ambiente es informal, divertido y positivo, como el local.