Entre los puntos de interés de Sant Antoni destaca sa Punta des Molí, conjunto de gran valor histórico, inaugurado en 1999, en el que puede visitarse un molino centenario, una noria, una sala de exposiciones, una antigua almazara y un auditorio; instalaciones que permiten conocer la forma de vida y las tradiciones de las islas Pitiüses hasta comienzos del siglo XX, en un entorno de gran belleza.
El Molino de Buenavista fue construido en 1818 y a él acudían todos los vecinos del municipio e incluso de otras localidades, como Sant Josep y Sant Agustí. Se desplazaban para moler trigo y cebada, además de otros productos, como guisantes, habas o avena para los animales. Aunque en el municipio había otros dos molinos más (el molino d’en Simó y el d’en Gasparò), el de sa Punta siempre fue el más apreciado y el que permaneció en activo durante más años (hasta 1929).
El entorno de sa Punta y la vida ligada a la tierra y las tradiciones ejercieron una atracción especial sobre el filósofo alemán Walter Benjamin, que, en 1932, alquiló una pequeña casita situada junto al molino. Aquí escribió varias obras -entre ellas ‘España 1932’o la ‘Serie de Ibiza’-, en las que refleja su amor y respeto por el paisaje, la forma de vida y las costumbres de las gentes, además de destacar la importancia de la cultura popular basada en la transmisión oral a través de generaciones. Junto al molino podrán ver la noria, que permitía disponer de agua de forma constante, un bien que todavía hoy es escaso. También se puede visitar la almazara, donde se elaboraba el aceite de oliva.
En la actualidad el aceite es considerado como el oro líquido de la gastronomía y la salud mediterránea, pero desde tiempos ancestrales su producción era un elemento esencial en la vida de las familias. De hecho, distintos autores han dejado patente que el aceite se consumía de forma generalizada en la isla desde el siglo V antes de Cristo. Las pocas almazaras que se conservan en Ibiza son hoy monumentos en piedra y madera que dan fe de un costoso sistema artesanal de elaboración de aceite virgen. Su importancia en la vida cotidiana se refleja incluso en la evolución de la característica arquitectura de la isla, ya que “la casa del aceite”, llamada en ibicenco trull, ocupaba una estancia específica en la distribución de la casa payesa.
La sala de exposiciones, situada en una casa típica de arquitectura ibicenca, alberga muestras temporales de artistas de la isla y también del exterior.