El Poblado de Balàfia, en Sant Llorenç, está considerado como uno de los mejores ejemplos de la arquitectura tradicional de la isla y por ello está protegido bajo la declaración de Conjunto Histórico de Balears.
Los historiadores sitúan su origen en tiempos de dominación musulmana y algunos incluso en épocas anteriores. Se trata de la mayor agrupación de viviendas rurales de la isla (siete casas), con dos torres refugio donde los campesinos se pertrechaban durante las invasiones de los corsarios norteafricanos. Tras la reconquista cristiana (1235), los saqueos de estos piratas se producían constantemente, con especial virulencia a partir del siglo XVI.
En tiempos de Al-Andalús, este grupo de casas conformaba una alquería, con viviendas, territorios de cultivo y fincas ganaderas. Junto a las casas, existen hornos, pozos, corrales, almazaras, bodegas y otras instalaciones típicas de la época. Todas las casas son privadas, están habitadas y no puede accederse a su interior, aunque sí pasear junto a ellas y admirar las formas arquitectónicas de cal y piedra que conforman su estructura. Las torres, como las que hay en otros muchos enclaves de la isla, lucen cruces blancas: una suerte de bendición para proteger a sus habitantes frente a los asaltos.
Las casas, iniciando el recorrido por la zona visible desde la carretera principal de Sant Llorenç, se llaman Can Pere de na Bet, con la torre del mismo nombre; Can Bellmunt, Can Vicent Ferrer y las granjas de Can Bernat y Can Jordi, en el centro del conjunto, y Can Marès y Can Fornàs, con la segunda torre, ya en la parte posterior. Se tiene constancia documental de este conjunto arquitectónico a partir del siglo XV.
En el Centro de Interpretación de Es Amunts, situado a la entrada de Sant Llorenç, facilitan unos cuadernos para realizar una ruta con destino al Poblado de Balàfia, que permite conocer otros monumentos de la zona. Parte de la iglesia y su primera parada es Can Pere Mosson, donde se puede admirar la casa y su torre desde el camino. Justo después se halla la Font d’en Pere Mosson, manantial encalado, con muro vertical y una pica muy antigua que perteneció a un molino. En ella bebía el ganado. En frente, una alberca desde la que se deriva agua a los cultivos cercanos.
En la misma zona se sitúa también un antiguo horno de cal y la Font de Balàfia, muy importante en la zona y acesible por un camino perpendicular al Poblado de Baláfia, última parada de este recorrido, de 2,7 km. y unos 30 minutos de duración.