Sa Portella, en Dalt Vila, es el único acceso que se mantiene de la antigua fortificación árabe, que estaba integrada por 30 torres y tenía la mitad de extensión que la actual, dividida en tres recintos. Los cristianos la mantuvieron hasta la construcción de la fortaleza renacentista de baluartes.
Sa Portella enlaza el Carrer Major con el Carrer de Santa Maria, que desemboca en la parte trasera de Can Botino, donde puede encontrarse un yacimiento arqueológico con fondos de casas púnicas y tumbas fenicias que aprovechan los huecos de la roca, a los pies del baluarte de Santa Tecla.