Can Gall es una finca ibicenca de más de 200 años de antigüedad, situada en un paraje natural con más de 130.000 metros cuadrados de terreno, rodeados de árboles frutales, almendros y olivos centenarios, camino de Sant Joan. En 2004, Santi Marí Ferrer decidió abrir la casa de la familia a huéspedes después de haber acometido un ambicioso plan de reforma que ha respetado la estructura original de esta vivienda típicamente ibicenca y la ha dotado de máxima comodidad en todas las estancias. Sin embargo, sigue siendo una casa familiar, donde el trato es sencillo y cordial y donde todos los detalles son tenidos en cuenta para garantizar la felicidad de quienes se alojan en ella.