En los años 60 y 70, la comunidad hippie del norte de Ibiza eligió un acantilado situado junto al Pla de Corona, lugar ya conocido entonces por la floración de los almendros, para contemplar el atardecer. El enclave, llamado Sa Penya Esbarrada por los ibicencos, pasó a ser conocido Las puertas del cielo o Ses portes del cel, en el idioma local. Desde el mirador, además de contemplarse un soberbio crepúsculo en los meses del verano, cuando los acantilados cercanos no ocultan la caída del sol, se disfruta de una vista inmejorable de los islotes de Ses Margalides.
Junto al mirador, la familia de Can Jordi de Corona ha creado, en terrenos de la finca tradicional, un pequeño refugio donde disfrutar de una cocina local, sencilla y a precios económicos. El local dispone de un pequeño salón acristalado con una chimenea de hierro, desde el que contemplar el paisaje los días ventosos de invierno, y una amplia terraza a la sombra del bosque que envuelve el lugar.