El estanco de Can Graó es uno de los comercios históricos de Sant Josep. Hoy atiende a los clientes Bartolo Graó, nieto del fundador, que junto con su familia gestiona un local recientemente renovado y decorado con un gusto exquisito, con muros de piedra y techos de madera de sabina, al más puro estilo ibicenco. El estanco cuenta con una de las cavas de puros más completas de la isla, con más de 200 referencias de Cuba y la República Dominicana, así como una pequeña pero muy cuidada selección de vinos y licores y múltiples artículos de fumador.
Can Graó, sin embargo, nació en 1929 como una pequeña tienda de comestibles, donde los vecinos del pueblo además podían adquirir desde petróleo a calcetines, pasando por píldoras farmacéuticas. Pero el establecimiento era sobre todo conocido por su magnífica panadería, ubicada en la trastienda y que aún se conserva como antaño. Si se detienen en Can Graó y van sin prisas, pidan que les dejen verla, ya que es una maravilla.