Nada más llegar a Sant Agustí, el viajero descubre que se encuentra ante uno de los pueblos mejor conservados de la isla. El núcleo de esta población rural, que incluye la iglesia y los edificios singulares que la rodean, está catalogado como Conjunto Histórico, según la Ley de Patrimonio de Balears. Ningún elemento parece romper con la sencilla y bella arquitectura de la pequeña aldea.
Nada más aparcar, observarán la bonita fachada de la casa parroquial, ubicada en la parte trasera de la iglesia, la torre de piedra que hay al fondo y las casas payesas que rodean la plaza. Desde la colina que corona la villa, se divisan los campos de Sant Agustí que son famosos, entre otras cosas, por albergar plantaciones de vid que producen uvas de excelente calidad para elaborar vino payés. Este tinto de sabor intenso y afrutado todavía se sigue produciendo para el consumo propio en muchas casas de la isla.
En el pueblo encontrarán Can Berri Vell, un famoso restaurante ubicado en una casa payesa que se mantiene como antaño, así como Can Berri, una pequeña tasca con una agradable terraza, y Can Curt, centro cultural y bar popular situado en una casa tradicional reformada con una arquitectura más vanguardista. Existe además una galería de arte (Can Berri), un pequeño colmado-estanco y la Escuela de Música de Can Blau.