La ermita de Santa Agnès, hoy convertida en el restaurante Sa Capella, se encuentra situada a unos cien metros de la capilla subterránea de Santa Agnés. La construcción del templo se decidió cuando la nave de la gruta se quedó pequeña para albergar a los muchos devotos que acudían a ella desde Sant Antoni, con motivo de las fiestas de Sant Bartomeu.
El templo se erigió a mediados del siglo XVIII, aunque nunca fue concluido ni consagrado, debido a la lentitud de las obras y a la proliferación de otras iglesias, especialmente la situada en Corona y consagrada a la misma santa. Los muros de mampostería, a diferencia del resto de iglesias pitiusas, quedaron a la vista, sin el clásico enlucido encalado que las caracteriza. A finales del siglo XIX fue adquirida por un particular, que la convirtió en una vivienda llamada Can Basora. Ya en el siglo XX fue transformada en uno de los restaurantes emblemáticos de la isla, gracias al excepcional marco que ocupa.