Sant Josep es el municipio más extenso y su territorio reúne importantes bienes culturales y naturales, integrados en la declaración de Ibiza Patrimonio de la Humanidad (1999). Está ubicado al sur de la isla y es el que cuenta con mayor número de playas y calas a lo largo de sus 80 kilómetros de costa. Su territorio también alberga acantilados preciosos, islotes abruptos y amplias zonas vírgenes, como las áreas naturales de Ses Salines y Cala d’Hort, auténticos paraísos del archipiélago. El interior muestra un paisaje rural plagado de pinos, sabinas, higueras y algarrobos, con casas dispersas y pequeños núcleos urbanos, llenos de encanto.
A lo largo del recorrido descubrirán las torres de defensa de Ses Portes, la de Es Carregador, la d’en Rovira y la des Savinar, ésta última situada en el mirador más sobrecogedor de la isla, frente al islote de es Vedrà, sobre el que pesan innumerables leyendas. No dejen de visitar las preciosas iglesias de los pueblos del municipio: Sant Jordi, Sant Josep, Sant Agustí, Es Cubells y Sant Francesc.
Los aficionados a la arqueología disfrutarán mucho en el poblado fenicio de sa Caleta, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y en el asentamiento púnico-romano de Ses Païsses de Cala d’Hort, situados en enclaves privilegiados, que les ayudarán a conocer mejor el pasado y el presente de esta isla.
Cuenta con múltiples zonas turísticas, aunque las más importantes son Platja d’en Bossa y Cala de Bou (la mitad sur de la bahía de Sant Antoni), y su territorio alberga también el aeropuerto de la isla, a continuación de los estanques de Ses Salines. Sus calas concentran buena parte de los chiringuitos y restaurantes más famosos de la isla y múltiples chalets de lujo coronan algunos de sus acantilados.