La pequeña capilla de Sant Ciriac, en Dalt Vila, está horadada en el muro de la calle que sube hacia la Catedral. Según la leyenda, está construida en el punto por el que penetraron las tropas catalanas en el recinto amurallado en 1235.
La tradición cuenta que el ejército de Guillem de Montgrí conquistó fácilmente Yabisah (el nombre de la Ibiza musulmana), gracias a la venganza del hermano del jeque que gobernaba la ciudadela. Según la crónica del dominico Vicente Nicolás, del siglo XVIII, éste no pudo soportar que el soberano le quitara a su favorita y, por rencillas sentimentales, permitió el paso a los invasores a través de la puerta de su casa situada junto a la muralla. Es el lugar que se conoce como “Campo de Traición” y que, además de recordar un enfrentamiento puramente familiar, marca la transición del dominio sarraceno al cristiano en la isla, sin que se produjera derramamiento de sangre.