La comarca de Sant Carles se halla repleta de almendros, higueras y algarrobos, en un entorno rural salpicado de bellas casas payesas, campos luminosos y un litoral que cuenta con calas de aguas cristalinas. El pueblo, asimismo, ha sido germen de una intensa actividad cultural, ya que en los años 50 numerosos intelectuales eligieron esta zona para fijar su residencia y en los 60 se establecieron algunas comunas hippies, que convivieron en paz con los nativos. Conciertos, exposiciones y un ambiente cosmopolita han animado la vida en este municipio en torno a un local concreto, el Bar Anita (Ca n’Anneta), donde no olviden entrar para probar sus conocidas hierbas ibicencas, aunque también pueden tomar un aperitivo o almorzar. Junto a este establecimiento, desde donde se distribuye el correo para las casas del municipio, ha tenido vital importancia en la proyección internacional de Sant Carles el mercadillo de Las Dalias, que ya ha superado el cuarto de siglo y donde han actuado importantes artistas de talla internacional. Todos los sábados del verano, Sant Carles y Las Dalias son una cita inexcusable.
En el pueblo pueden contemplar otra bella iglesia encalada, construida en 1785, con una traza rectangular, un amplio porche con hileras de columnas y un singular campanario, que está desplazado hacia la izquierda. El monumento está rodeado de jardines, en los que también podrán observar un pozo tradicional.
A continuación de ésta, observarán la zona moderna del pueblo, que sin embargo se he erigido con el toque ibicenco de las casas blancas y sin grandes alturas. En este espacio hay varios restaurantes, bares y tiendas. En las afuera, camino de Cala Llenya, se ubica también Es Trull de Ca n’Andreu, una finca del siglo XVII con una casa payesa reconvertida en museo sobre el mundo rural pitiuso.