La bahía de San Antonio Abad fue bautizada por los romanos como Portus Magnus, nombre que describe con exactitud y precisión la primera impresión que tuvieron los marineros latinos cuando pisaron por primera vez la arena de este enclave, con el puerto natural más grande de Ibiza. La Bahía entera, cuya mitad se halla ya en el municipio de Sant Josep, es una de las pocas del Mediterráneo que mira al oeste. Frente a ella, tras el islote de Sa Conillera (Conejera), el sol se esconde todas las tardes y enciende el mar y el cielo con una intensa luz anaranjada.
La bahía concentra buena parte de la oferta hotelera de la isla, lo que hace de Sant Antoni la localidad más turística de la Ibiza. Posee su propio puerto deportivo y el centro concentra un laberinto de calles repletas de tiendas, servicios y bares, que en la noches veraniegas reciben una afluencia de pública masiva, especialmente en la zona del West End. Sin embargo, el mayor atractivo de la localidad, desde hace algunos años, es la costa de Ses Variades, continuación de la bahía hacia el norte, donde miles de personas acuden a contemplar la puesta de sol.
La avenida principal del pueblo es el Passeig de Ses Fonts, junto a los muelles y precedido por el Monumento al Descubrimiento de América, conocido popularmente como el ‘Huevo de Colón’, auténtico símbolo de la localidad. Conecta con un extenso Paseo Marítimo que enlaza todo el tramo de bahía del municipio, desde Caló des Moro hasta la playa de Es Pouet. Junto a ésta última, hallarán Sa Punta des Molí, un parque cultural con un molino restaurado y una sala de exposiciones. En el otro extremo encontrarán también el Aquarium de Es Cap Blanc.
La iglesia parroquial, en el centro, es uno de los cuatro templos fortificados que existen en la isla. En las afuera hay otra ermita, que nunca llegó a consagrarse y que hoy alberga un famoso restaurante, y a pocos metros de ella, la Capilla de Santa Agnès, subterránea y muy antigua, lugar de culto de distintas civilizaciones.