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Necrópolis y Museo de Puig des Molins

El cementerio de la Ibiza antigua, con 3.000 tumbas excavadas en la roca, y un renovado museo adjunto sobre arte funerario pitiuso

  • Interior de los hipogeos de la Mula, en la Necrópolis de Puig des Molins, en Ibiza
    Foto: Xescu Prats
  • Exterior del Museo Arqueológico de Puig des Molins
    Foto: Xescu Prats
  • Figura de cerámica de la diosa Tanit (siglo IV a.C.)
    Foto: Xescu Prats
  • Las nuevas instalaciones del museo cuentan con medios audiovisuales que ayudan a interpretar la historia del recinto
    Foto: Xescu Prats
  • El dios Baco tallado en mármol (siglo I ó II d.C.)
    Foto: Xescu Prats
  • El interior del nuevo museo alberga múltiples salas expositivas. La de la imagen concentra multitud de ánforas
    Foto: Xescu Prats
  • Recipientes para ungüentos, hallados en los sarcófagos de Puig des Molins
    Foto: Xescu Prats
  • Bellísimo busto femenino el siglo V a.C.
    Foto: Xescu Prats
  • La colección recopilada por el Museo de Puis des Molins es impresionante
    Foto: Xescu Prats
  • La Necrópolis de Puig des Molins alberga más de 3.000 tumbas excavadas en la roca
    Foto: Xescu Prats
  • Uno de los hipogeos abiertos al exterior, excavados en el monte
    Foto: Xescu Prats
  • La necrópolis se encuentra en un monte distinto aunque cercano al que albergaba la vieja ciudad de Eivissa
    Foto: Xescu Prats

A la Necrópolis de Puig des Molins se la considera la más importante del Mediterráneo occidental, tanto por su amplia tipología de sepulturas, como por su vasta extensión y estado de conservación. El estudio de sus hallazgos (miles de piezas) ha sido clave para interpretar la historia de Ibiza y es uno de los puntos más importantes de investigación de la cultura fenicio-púnica en todo el mundo.

La necrópolis, al igual que la ciudad, fue fundada en el siglo VII a. C. por los fenicios, que tenían la costumbre de sepultar a sus muertos a un enclave próximo a su aldea, aunque separado por un accidente geográfico. Así, mientras sobre el Puig de Vila se arremolinaba la urbe de los vivos, el Puig des Molins, a 500 metros y separado por una vaguada, albergaba la ciudad de los muertos. Desde entonces, la colina se convirtió en el cementerio de la villa durante toda la antigüedad. Su nombre, sin embargo, no guarda relación con los rituales funerarios del pasado ni con las más de 3.000 tumbas talladas en la roca, sino que se refiere a los molinos harineros que, desde el siglo XV, coronan la cima.

Este busto de la diosa Tanit es probablemente la pieza más importante de cuantas conserva del Museo de Puig des Molins

Foto: Xescu Prats

De todo el laberinto de sepulcros, sólo 340 son visibles desde el exterior, siendo la mayor parte de ellos de época púnica y excavados en la roca, por lo que reciben el nombre de hipogeos. Durante la Ibiza púnica (siglos VI a I a. C.) el cementerio vivió un crecimiento continuo gracias al desarrollo de la ciudad, llegando a ocupar una superficie de 5 hectáreas.

En tiempos romanos (siglos I a V d.C.) las tumbas no sólo ocupaban el Puig des Molins, sino que alcanzaban la Avinguda d’Espanya y la calle Aragón. Se estima que fue utilizada hasta el año 700 d. C. Con posterioridad, muchas de las fosas fueron rellenadas con tierra y utilizadas por los campesinos para plantar olivos. Algunos de estos árboles tienen alrededor de 400 años.

Los campesinos aprovecharon los hipogeos de Puig des Molins para plantar olivos

Foto: Xescu Prats

Al conjunto de tumbas excavadas que son accesibles para quienes visitan el recinto se le conoce como hipogeos de la mula. Fueron descubiertos de manera fortuita en 1946, después de que un animal de tiro se precipitara al interior de uno de los pozos tras un derrumbe. Dos años más tarde los hipogeos fueron acondicionados para ser visitados y se les dotó de iluminación y de una escalera de acceso. Con ellos nació uno de los espacios musealizados más emblemáticos de la ciudad.

Lápidas romanas en el exterior del recinto de Puig des Molins. El monte fue utilizado como cementerio hasta aproximadamente el año 700 de nuestra era

Foto: Xescu Prats

Junto a la necrópolis se sitúa el Museo Arqueológico de Puig des Molins, extensión del de Dalt Vila, donde se conservan algunos de los más valiosos restos fenicios y púnicos y también el panteón de los dioses Tanit, Baal Hamon y Eshmum, ligados todos ellos al amor y la fertilidad. El busto de la diosa Tanit es el más importante y representativo: era la diosa madre cartaginesa a la que en la antigüedad se ofrecían sacrificios para sortear a las adversidades. Hoy continúa siendo un símbolo para artistas y numerosos creyentes en sus influjos positivos. Fue hallada en el transcurso de unas excavaciones realizadas en la propia necrópolis, en 1913, dirigidas por el arqueólogo Carles Roman.

Tras años de cierre, el edificio por fin reabrió sus puertas en diciembre de 2012. En su interior, además de los citados tesoros arqueológicos -los más importantes relacionados con los rituales funerarios que se practicaban en la isla desde los fenicios hasta el periodo bizantino-, hallarán material audiovisual, maquetas y otros elementos que ayudan a comprender la extraordinaria importancia de la Necrópolis de Eivissa.

 

 

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Horario de invierno (del 1 de octubre al 31 de marzo): de martes a sábado, 9,30 a 15 horas, y domingo, de 10 a 14. Lunes y festivos, cerrado. Verano (del 1 de abril al 30 de septiembre): de martes a sábado, de 10 a 14 y de 18,30 a 21, y domingo, de 10 a 14. Entrada: 2,40 € (reducida para menores de 12 años y mayores de 65)
www.maef.es
¿Cómo llegar?
La entrada a la Necrópolis se realiza por el Museo Arqueológico de Puig des Molins, situado en la Vía Romana. Esta calle es paralela a la Avenida d'Espanya
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