El origen de la iglesia de Sant Josep se remonta a 1726, cuando los habitantes de es Vedrans y Benimussa, dos regiones del municipio, pidieron al arzobispo de Tarragona que les permitiera construir un templo. Las obras comenzaron un año después, pero se interrumpieron hasta que en 1730 retomó el proyecto el arquitecto valenciano Pere Ferro, que se había desplazado a la isla para reconstruir el Convento de los Dominicos de Dalt Vila, en la capital, gravemente afectado por la explosión del polvorín. Consiguió terminarla pocos años más tarde.
La fachada de la iglesia tiene un porche rectangular de tres arcos y el interior está compuesto por una nave principal con bóveda de medio punto sostenida por cinco arcos y varias capillas laterales, entre las que destaca Sa Capella Fonda (la capilla honda). El templo conserva un púlpito de madera decorado por José Sánchez Oca en 1763, con representaciones de los misterios. El retablo original fue incendiado al comienzo de la Guerra Civil, en 1936. Tras ese periodo oscuro, fue sustituido por una réplica exacta adquirida con las limosnas de los fieles.