Este colmado, bar, galería de arte e insólito escenario de conciertos, en Sant Josep, es uno de los rincones más auténticos de la isla. Se trata de una pequeña tienda familiar de carretera, con más de un siglo de antigüedad, donde se puede hacer la compra, con buenos productos del campo ibicenco a precios ajustados, tomar el carajillo de la mañana, el bocata de mediodía o la copa al anochecer, en la rústica terraza situada frente al porche. En el viejo almacén de grano hay exposiciones de arte y se celebran conciertos de calidad los miércoles, viernes y sábados.
En pocos años, la leyenda de la tienda, conocida ya en el mundillo musical de la isla como «Can Jordi Blues Station», se ha disparado hasta el punto de que algunos músicos famosos, incluso de talla internacional, han improvisado aquí jam sessions en las horas previas a un concierto multitudinario en otro lugar. Mientras, en la pequeña barra del bar, conviven obreros recién salidos del trabajo, turistas despistados y jóvenes alternativos. Vicent Jordi es el alma de este sitio genial, aunque le ayuda su familia e incluso los vecinos.