Alexandra Vermeiren vino a Ibiza de vacaciones y acabó tan enamorada de la isla que decidió establecerse en ella y abandonar su residencia en Bruselas. Adquirió la antigua finca de Can Domo y convirtió la casa payesa del siglo XVII en su nueva forma de vida. Importó antigüedades, telas, muebles y obras de arte y con ellos construyó un pequeño paraíso, romántico y chic, en este rincón solitario próximo al campo de golf Roca Llisa y a Cala Llonga. Ella misma se ocupa de los clientes, junto a su marido, el chef Pau Barba, que además ofrece una impactante cocina de mercado, en el restaurante del agroturismo.
La suite principal, con baño exterior y forma circular, ocupa un antiguo pajar y cuenta con chill out exterior y baño al aire libre, al más puro estilo Bali. Los antiguos corrales también han sido reconvertidos en suite y otra de las habitaciones dispone de una terraza circular en la azotea con excelentes vistas al campo de olivos, donde producen su propio aceite de oliva virgen extra. Alejandra y Pau ofrecen a sus huéspedes un ambiente sencillo y tranquilo para disfrutar y dormir como bebés. Un lugar, sin duda, especial tanto para viajar en familia como en pareja. Aceptan mascotas.